martes, 28 de enero de 2014

Los custodios de las semillas

Colombia decidió celebrar el solsticio de invierno de este año de una manera particular. La Confederación Indígena Tayrona convocó a un gran encuentro por la protección de las semillas nativas en Nabusimake, que además de ser la capital del pueblo arhuaco es uno de los principales centros espirituales de las comunidades indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta.

“Queremos enviarle un mensaje al mundo sobre la importancia de cuidar las semillas nativas –cuenta Ati Quigua, miembro de la Confederación Indígena Tayrona y organizadora del encuentro–. En Colombia las semillas llevan más de 10.000 años en el territorio y por eso buscamos que se conviertan en patrimonio e identidad del país”.

Desde el jueves 19 de diciembre y durante este fin de semana, Ati está reunida con representantes de las distintas regiones de Colombia, así como delegados internacionales que se declaran parte de una red de custodios de semillas en el mundo que quieren un planeta libre de químicos y engaños.

“Nos parece preocupante que empresas como Monsanto, Syngenta y DuPont, entre otras, con el argumento de que las van a mejorar (las semillas) para colocarlas al servicio de la producción de los alimentos las patenten –advierte Ati–. La industria de los alimentos ya ha perdido toda proporción y ahora está obligando a los Estados a que le entreguen sus semillas”.

Pero la problemática va más allá. Según Ati, de las 36.000 especies de fríjol que existen en Colombia, la gente de las ciudades solo consume cuatro variedades. “Es que no conocen la biodiversidad que tenemos –advierte Ati–. Colombia tiene más de 1500 variedades de hongos que se pueden comer, pero en Bogotá solo compran champiñones y son importados. La quinua también la estamos trayendo del Perú y el Ecuador”.

El encuentro en Nabusimake busca entonces difundir este tipo de contrariedades.
“Va ser un momento muy importante porque los mamos de la tierra les van a entregar la custodia de las semillas a las mujeres. Además va a ser un espacio para la reconciliación con los ciclos de la vida y la naturaleza”, resalta Ati.

Según ella, la soberanía del país se defiende desde la cocina. “Fueron las mujeres las que hace 10.000 años domesticaron la primera semilla y por eso es que ahora tenemos la gran misión de volverle a dar sentido a la agricultura, porque se perdió la ética y se contaminan las aguas y la vida”, dice Ati.

Como parte de las propuestas de los indígenas está la de crear unas reservas agroecológicas donde se pueda custodiar la semilla nativa, intercambiar con otras comunidades y en las que se genere una conciencia alrededor de un consumo responsable en las ciudades. “Es muy importante que haya una apropiación del ciclo agroalimentario, que haya un comercio justo y una cultura alimentaria, en la que consumamos lo nuestro”, concluye Ati.

Lo que somos
“Somos gotas de un mismo río. Aliento del gran espíritu. Chispas del mismo fuego. Semilla de todos los frutos”

La frase
“La semilla es vocera milenaria de biodiversidad, es la identidad colectiva de los pueblos. Invitamos a toda la humanidad a cuidar las semillas que no son solo biodiversas, sino políticas y espirituales”
Ati Quigua.

FUENTE: PUBLIMETRO - Bogotá



Colombia decidió celebrar el solsticio de invierno de este año de una manera particular. La Confederación Indígena Tayrona convocó a un gran encuentro por la protección de las semillas nativas en Nabusimake, que además de ser la capital del pueblo arhuaco es uno de los principales centros espirituales de las comunidades indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta.

"Queremos enviarle un mensaje al mundo sobre la importancia de cuidar las semillas nativas -cuenta Ati Quigua, miembro de la Confederación Indígena Tayrona y organizadora del encuentro-. En Colombia las semillas llevan más de 10.000 años en el territorio y por eso buscamos que se conviertan en patrimonio e identidad del país".

Desde el jueves 19 de diciembre y durante este fin de semana, Ati está reunida con representantes de las distintas regiones de Colombia, así como delegados internacionales que se declaran parte de una red de custodios de semillas en el mundo que quieren un planeta libre de químicos y engaños.

"Nos parece preocupante que empresas como Monsanto, Syngenta y DuPont, entre otras, con el argumento de que las van a mejorar (las semillas) para colocarlas al servicio de la producción de los alimentos las patenten -advierte Ati-. La industria de los alimentos ya ha perdido toda proporción y ahora está obligando a los Estados a que le entreguen sus semillas".

Pero la problemática va más allá. Según Ati, de las 36.000 especies de fríjol que existen en Colombia, la gente de las ciudades solo consume cuatro variedades. "Es que no conocen la biodiversidad que tenemos -advierte Ati-. Colombia tiene más de 1500 variedades de hongos que se pueden comer, pero en Bogotá solo compran champiñones y son importados. La quinua también la estamos trayendo del Perú y el Ecuador".

El encuentro en Nabusimake busca entonces difundir este tipo de contrariedades.
"Va ser un momento muy importante porque los mamos de la tierra les van a entregar la custodia de las semillas a las mujeres. Además va a ser un espacio para la reconciliación con los ciclos de la vida y la naturaleza", resalta Ati.

Según ella, la soberanía del país se defiende desde la cocina. "Fueron las mujeres las que hace 10.000 años domesticaron la primera semilla y por eso es que ahora tenemos la gran misión de volverle a dar sentido a la agricultura, porque se perdió la ética y se contaminan las aguas y la vida", dice Ati.

Como parte de las propuestas de los indígenas está la de crear unas reservas agroecológicas donde se pueda custodiar la semilla nativa, intercambiar con otras comunidades y en las que se genere una conciencia alrededor de un consumo responsable en las ciudades. "Es muy importante que haya una apropiación del ciclo agroalimentario, que haya un comercio justo y una cultura alimentaria, en la que consumamos lo nuestro", concluye Ati.
Lo que somos
"Somos gotas de un mismo río. Aliento del gran espíritu. Chispas del mismo fuego. Semilla de todos los frutos"

La frase
"La semilla es vocera milenaria de biodiversidad, es la identidad colectiva de los pueblos. Invitamos a toda la humanidad a cuidar las semillas que no son solo biodiversas, sino políticas y espirituales"
Ati Quigua.
Lea también Curanderos indígenas trabajan junto a médicos en hospital de Bolivia
Fuente: Los custodios de las semillas
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Colombia decidió celebrar el solsticio de invierno de este año de una manera particular. La Confederación Indígena Tayrona convocó a un gran encuentro por la protección de las semillas nativas en Nabusimake, que además de ser la capital del pueblo arhuaco es uno de los principales centros espirituales de las comunidades indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta.

"Queremos enviarle un mensaje al mundo sobre la importancia de cuidar las semillas nativas -cuenta Ati Quigua, miembro de la Confederación Indígena Tayrona y organizadora del encuentro-. En Colombia las semillas llevan más de 10.000 años en el territorio y por eso buscamos que se conviertan en patrimonio e identidad del país".

Desde el jueves 19 de diciembre y durante este fin de semana, Ati está reunida con representantes de las distintas regiones de Colombia, así como delegados internacionales que se declaran parte de una red de custodios de semillas en el mundo que quieren un planeta libre de químicos y engaños.

"Nos parece preocupante que empresas como Monsanto, Syngenta y DuPont, entre otras, con el argumento de que las van a mejorar (las semillas) para colocarlas al servicio de la producción de los alimentos las patenten -advierte Ati-. La industria de los alimentos ya ha perdido toda proporción y ahora está obligando a los Estados a que le entreguen sus semillas".

Pero la problemática va más allá. Según Ati, de las 36.000 especies de fríjol que existen en Colombia, la gente de las ciudades solo consume cuatro variedades. "Es que no conocen la biodiversidad que tenemos -advierte Ati-. Colombia tiene más de 1500 variedades de hongos que se pueden comer, pero en Bogotá solo compran champiñones y son importados. La quinua también la estamos trayendo del Perú y el Ecuador".

El encuentro en Nabusimake busca entonces difundir este tipo de contrariedades.
"Va ser un momento muy importante porque los mamos de la tierra les van a entregar la custodia de las semillas a las mujeres. Además va a ser un espacio para la reconciliación con los ciclos de la vida y la naturaleza", resalta Ati.

Según ella, la soberanía del país se defiende desde la cocina. "Fueron las mujeres las que hace 10.000 años domesticaron la primera semilla y por eso es que ahora tenemos la gran misión de volverle a dar sentido a la agricultura, porque se perdió la ética y se contaminan las aguas y la vida", dice Ati.

Como parte de las propuestas de los indígenas está la de crear unas reservas agroecológicas donde se pueda custodiar la semilla nativa, intercambiar con otras comunidades y en las que se genere una conciencia alrededor de un consumo responsable en las ciudades. "Es muy importante que haya una apropiación del ciclo agroalimentario, que haya un comercio justo y una cultura alimentaria, en la que consumamos lo nuestro", concluye Ati.
Lo que somos
"Somos gotas de un mismo río. Aliento del gran espíritu. Chispas del mismo fuego. Semilla de todos los frutos"

La frase
"La semilla es vocera milenaria de biodiversidad, es la identidad colectiva de los pueblos. Invitamos a toda la humanidad a cuidar las semillas que no son solo biodiversas, sino políticas y espirituales"
Ati Quigua.
Lea también Curanderos indígenas trabajan junto a médicos en hospital de Bolivia
Fuente: Los custodios de las semillas
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Colombia decidió celebrar el solsticio de invierno de este año de una manera particular. La Confederación Indígena Tayrona convocó a un gran encuentro por la protección de las semillas nativas en Nabusimake, que además de ser la capital del pueblo arhuaco es uno de los principales centros espirituales de las comunidades indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta.

"Queremos enviarle un mensaje al mundo sobre la importancia de cuidar las semillas nativas -cuenta Ati Quigua, miembro de la Confederación Indígena Tayrona y organizadora del encuentro-. En Colombia las semillas llevan más de 10.000 años en el territorio y por eso buscamos que se conviertan en patrimonio e identidad del país".

Desde el jueves 19 de diciembre y durante este fin de semana, Ati está reunida con representantes de las distintas regiones de Colombia, así como delegados internacionales que se declaran parte de una red de custodios de semillas en el mundo que quieren un planeta libre de químicos y engaños.

"Nos parece preocupante que empresas como Monsanto, Syngenta y DuPont, entre otras, con el argumento de que las van a mejorar (las semillas) para colocarlas al servicio de la producción de los alimentos las patenten -advierte Ati-. La industria de los alimentos ya ha perdido toda proporción y ahora está obligando a los Estados a que le entreguen sus semillas".

Pero la problemática va más allá. Según Ati, de las 36.000 especies de fríjol que existen en Colombia, la gente de las ciudades solo consume cuatro variedades. "Es que no conocen la biodiversidad que tenemos -advierte Ati-. Colombia tiene más de 1500 variedades de hongos que se pueden comer, pero en Bogotá solo compran champiñones y son importados. La quinua también la estamos trayendo del Perú y el Ecuador".

El encuentro en Nabusimake busca entonces difundir este tipo de contrariedades.
"Va ser un momento muy importante porque los mamos de la tierra les van a entregar la custodia de las semillas a las mujeres. Además va a ser un espacio para la reconciliación con los ciclos de la vida y la naturaleza", resalta Ati.

Según ella, la soberanía del país se defiende desde la cocina. "Fueron las mujeres las que hace 10.000 años domesticaron la primera semilla y por eso es que ahora tenemos la gran misión de volverle a dar sentido a la agricultura, porque se perdió la ética y se contaminan las aguas y la vida", dice Ati.

Como parte de las propuestas de los indígenas está la de crear unas reservas agroecológicas donde se pueda custodiar la semilla nativa, intercambiar con otras comunidades y en las que se genere una conciencia alrededor de un consumo responsable en las ciudades. "Es muy importante que haya una apropiación del ciclo agroalimentario, que haya un comercio justo y una cultura alimentaria, en la que consumamos lo nuestro", concluye Ati.
Lo que somos
"Somos gotas de un mismo río. Aliento del gran espíritu. Chispas del mismo fuego. Semilla de todos los frutos"

La frase
"La semilla es vocera milenaria de biodiversidad, es la identidad colectiva de los pueblos. Invitamos a toda la humanidad a cuidar las semillas que no son solo biodiversas, sino políticas y espirituales"
Ati Quigua.
Lea también Curanderos indígenas trabajan junto a médicos en hospital de Bolivia
Fuente: Los custodios de las semillas
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