Les traemos el día de hoy un video de parte del Centro de Informes Ovni, su directora, la Arquitecta Luz Mary López nos explica en qué consiste el proyecto criptoturístico: Tras la Huella de los Dioses y cuál es su objetivo.
Tras la Huella de Los Dioses
Partiendo de Capilla del Monte, Córdoba, Argentina, emprenderemos un viaje hacia la Ciudad de Bogotá en Colombia. En busca de LA HUELLA DE LOS DIOSES, de ese “alguien” que compartió su sabiduría y conocimientos con nuestras culturas indígenas.
miércoles, 29 de enero de 2014
martes, 28 de enero de 2014
Los custodios de las semillas
Colombia decidió celebrar el solsticio de invierno de este año de una
manera particular. La Confederación Indígena Tayrona convocó a un gran
encuentro por la protección de las semillas nativas en Nabusimake, que
además de ser la capital del pueblo arhuaco es uno de los principales
centros espirituales de las comunidades indígenas de la Sierra Nevada de
Santa Marta.
“Queremos enviarle un mensaje al mundo sobre la importancia de cuidar las semillas nativas –cuenta Ati Quigua, miembro de la Confederación Indígena Tayrona y organizadora del encuentro–. En Colombia las semillas llevan más de 10.000 años en el territorio y por eso buscamos que se conviertan en patrimonio e identidad del país”.
Desde el jueves 19 de diciembre y durante este fin de semana, Ati está reunida con representantes de las distintas regiones de Colombia, así como delegados internacionales que se declaran parte de una red de custodios de semillas en el mundo que quieren un planeta libre de químicos y engaños.
“Nos parece preocupante que empresas como Monsanto, Syngenta y DuPont, entre otras, con el argumento de que las van a mejorar (las semillas) para colocarlas al servicio de la producción de los alimentos las patenten –advierte Ati–. La industria de los alimentos ya ha perdido toda proporción y ahora está obligando a los Estados a que le entreguen sus semillas”.
Pero la problemática va más allá. Según Ati, de las 36.000 especies de fríjol que existen en Colombia, la gente de las ciudades solo consume cuatro variedades. “Es que no conocen la biodiversidad que tenemos –advierte Ati–. Colombia tiene más de 1500 variedades de hongos que se pueden comer, pero en Bogotá solo compran champiñones y son importados. La quinua también la estamos trayendo del Perú y el Ecuador”.
El encuentro en Nabusimake busca entonces difundir este tipo de contrariedades.
“Va ser un momento muy importante porque los mamos de la tierra les van a entregar la custodia de las semillas a las mujeres. Además va a ser un espacio para la reconciliación con los ciclos de la vida y la naturaleza”, resalta Ati.
Según ella, la soberanía del país se defiende desde la cocina. “Fueron las mujeres las que hace 10.000 años domesticaron la primera semilla y por eso es que ahora tenemos la gran misión de volverle a dar sentido a la agricultura, porque se perdió la ética y se contaminan las aguas y la vida”, dice Ati.
Como parte de las propuestas de los indígenas está la de crear unas reservas agroecológicas donde se pueda custodiar la semilla nativa, intercambiar con otras comunidades y en las que se genere una conciencia alrededor de un consumo responsable en las ciudades. “Es muy importante que haya una apropiación del ciclo agroalimentario, que haya un comercio justo y una cultura alimentaria, en la que consumamos lo nuestro”, concluye Ati.
Lo que somos
“Somos gotas de un mismo río. Aliento del gran espíritu. Chispas del mismo fuego. Semilla de todos los frutos”
La frase
“La semilla es vocera milenaria de biodiversidad, es la identidad colectiva de los pueblos. Invitamos a toda la humanidad a cuidar las semillas que no son solo biodiversas, sino políticas y espirituales”
Ati Quigua.
FUENTE: PUBLIMETRO - Bogotá
- See more at: http://lukkin.com/status/47141/11569678-5bf2-4c73-80f9-48080304e255#sthash.XzwkFVh1.ANi2Bqcf.dpuf
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“Queremos enviarle un mensaje al mundo sobre la importancia de cuidar las semillas nativas –cuenta Ati Quigua, miembro de la Confederación Indígena Tayrona y organizadora del encuentro–. En Colombia las semillas llevan más de 10.000 años en el territorio y por eso buscamos que se conviertan en patrimonio e identidad del país”.
Desde el jueves 19 de diciembre y durante este fin de semana, Ati está reunida con representantes de las distintas regiones de Colombia, así como delegados internacionales que se declaran parte de una red de custodios de semillas en el mundo que quieren un planeta libre de químicos y engaños.
“Nos parece preocupante que empresas como Monsanto, Syngenta y DuPont, entre otras, con el argumento de que las van a mejorar (las semillas) para colocarlas al servicio de la producción de los alimentos las patenten –advierte Ati–. La industria de los alimentos ya ha perdido toda proporción y ahora está obligando a los Estados a que le entreguen sus semillas”.
Pero la problemática va más allá. Según Ati, de las 36.000 especies de fríjol que existen en Colombia, la gente de las ciudades solo consume cuatro variedades. “Es que no conocen la biodiversidad que tenemos –advierte Ati–. Colombia tiene más de 1500 variedades de hongos que se pueden comer, pero en Bogotá solo compran champiñones y son importados. La quinua también la estamos trayendo del Perú y el Ecuador”.
El encuentro en Nabusimake busca entonces difundir este tipo de contrariedades.
“Va ser un momento muy importante porque los mamos de la tierra les van a entregar la custodia de las semillas a las mujeres. Además va a ser un espacio para la reconciliación con los ciclos de la vida y la naturaleza”, resalta Ati.
Según ella, la soberanía del país se defiende desde la cocina. “Fueron las mujeres las que hace 10.000 años domesticaron la primera semilla y por eso es que ahora tenemos la gran misión de volverle a dar sentido a la agricultura, porque se perdió la ética y se contaminan las aguas y la vida”, dice Ati.
Como parte de las propuestas de los indígenas está la de crear unas reservas agroecológicas donde se pueda custodiar la semilla nativa, intercambiar con otras comunidades y en las que se genere una conciencia alrededor de un consumo responsable en las ciudades. “Es muy importante que haya una apropiación del ciclo agroalimentario, que haya un comercio justo y una cultura alimentaria, en la que consumamos lo nuestro”, concluye Ati.
Lo que somos
“Somos gotas de un mismo río. Aliento del gran espíritu. Chispas del mismo fuego. Semilla de todos los frutos”
La frase
“La semilla es vocera milenaria de biodiversidad, es la identidad colectiva de los pueblos. Invitamos a toda la humanidad a cuidar las semillas que no son solo biodiversas, sino políticas y espirituales”
Ati Quigua.
FUENTE: PUBLIMETRO - Bogotá
Colombia
decidió celebrar el solsticio de invierno de este año de una manera
particular. La Confederación Indígena Tayrona convocó a un gran
encuentro por la protección de las semillas nativas en Nabusimake, que
además de ser la capital del pueblo arhuaco es uno de los principales
centros espirituales de las comunidades indígenas de la Sierra Nevada de
Santa Marta.
"Queremos enviarle un mensaje al mundo sobre la importancia de cuidar las semillas nativas -cuenta Ati Quigua, miembro de la Confederación Indígena Tayrona y organizadora del encuentro-. En Colombia las semillas llevan más de 10.000 años en el territorio y por eso buscamos que se conviertan en patrimonio e identidad del país".
Desde el jueves 19 de diciembre y durante este fin de semana, Ati está reunida con representantes de las distintas regiones de Colombia, así como delegados internacionales que se declaran parte de una red de custodios de semillas en el mundo que quieren un planeta libre de químicos y engaños.
"Nos parece preocupante que empresas como Monsanto, Syngenta y DuPont, entre otras, con el argumento de que las van a mejorar (las semillas) para colocarlas al servicio de la producción de los alimentos las patenten -advierte Ati-. La industria de los alimentos ya ha perdido toda proporción y ahora está obligando a los Estados a que le entreguen sus semillas".
Pero la problemática va más allá. Según Ati, de las 36.000 especies de fríjol que existen en Colombia, la gente de las ciudades solo consume cuatro variedades. "Es que no conocen la biodiversidad que tenemos -advierte Ati-. Colombia tiene más de 1500 variedades de hongos que se pueden comer, pero en Bogotá solo compran champiñones y son importados. La quinua también la estamos trayendo del Perú y el Ecuador".
El encuentro en Nabusimake busca entonces difundir este tipo de contrariedades.
"Va ser un momento muy importante porque los mamos de la tierra les van a entregar la custodia de las semillas a las mujeres. Además va a ser un espacio para la reconciliación con los ciclos de la vida y la naturaleza", resalta Ati.
Según ella, la soberanía del país se defiende desde la cocina. "Fueron las mujeres las que hace 10.000 años domesticaron la primera semilla y por eso es que ahora tenemos la gran misión de volverle a dar sentido a la agricultura, porque se perdió la ética y se contaminan las aguas y la vida", dice Ati.
Como parte de las propuestas de los indígenas está la de crear unas reservas agroecológicas donde se pueda custodiar la semilla nativa, intercambiar con otras comunidades y en las que se genere una conciencia alrededor de un consumo responsable en las ciudades. "Es muy importante que haya una apropiación del ciclo agroalimentario, que haya un comercio justo y una cultura alimentaria, en la que consumamos lo nuestro", concluye Ati.
Lo que somos
"Somos gotas de un mismo río. Aliento del gran espíritu. Chispas del mismo fuego. Semilla de todos los frutos"
La frase
"La semilla es vocera milenaria de biodiversidad, es la identidad colectiva de los pueblos. Invitamos a toda la humanidad a cuidar las semillas que no son solo biodiversas, sino políticas y espirituales"
Ati Quigua.
Lea también Curanderos indígenas trabajan junto a médicos en hospital de Bolivia
Fuente: Los custodios de las semillas"Queremos enviarle un mensaje al mundo sobre la importancia de cuidar las semillas nativas -cuenta Ati Quigua, miembro de la Confederación Indígena Tayrona y organizadora del encuentro-. En Colombia las semillas llevan más de 10.000 años en el territorio y por eso buscamos que se conviertan en patrimonio e identidad del país".
Desde el jueves 19 de diciembre y durante este fin de semana, Ati está reunida con representantes de las distintas regiones de Colombia, así como delegados internacionales que se declaran parte de una red de custodios de semillas en el mundo que quieren un planeta libre de químicos y engaños.
"Nos parece preocupante que empresas como Monsanto, Syngenta y DuPont, entre otras, con el argumento de que las van a mejorar (las semillas) para colocarlas al servicio de la producción de los alimentos las patenten -advierte Ati-. La industria de los alimentos ya ha perdido toda proporción y ahora está obligando a los Estados a que le entreguen sus semillas".
Pero la problemática va más allá. Según Ati, de las 36.000 especies de fríjol que existen en Colombia, la gente de las ciudades solo consume cuatro variedades. "Es que no conocen la biodiversidad que tenemos -advierte Ati-. Colombia tiene más de 1500 variedades de hongos que se pueden comer, pero en Bogotá solo compran champiñones y son importados. La quinua también la estamos trayendo del Perú y el Ecuador".
El encuentro en Nabusimake busca entonces difundir este tipo de contrariedades.
"Va ser un momento muy importante porque los mamos de la tierra les van a entregar la custodia de las semillas a las mujeres. Además va a ser un espacio para la reconciliación con los ciclos de la vida y la naturaleza", resalta Ati.
Según ella, la soberanía del país se defiende desde la cocina. "Fueron las mujeres las que hace 10.000 años domesticaron la primera semilla y por eso es que ahora tenemos la gran misión de volverle a dar sentido a la agricultura, porque se perdió la ética y se contaminan las aguas y la vida", dice Ati.
Como parte de las propuestas de los indígenas está la de crear unas reservas agroecológicas donde se pueda custodiar la semilla nativa, intercambiar con otras comunidades y en las que se genere una conciencia alrededor de un consumo responsable en las ciudades. "Es muy importante que haya una apropiación del ciclo agroalimentario, que haya un comercio justo y una cultura alimentaria, en la que consumamos lo nuestro", concluye Ati.
Lo que somos
"Somos gotas de un mismo río. Aliento del gran espíritu. Chispas del mismo fuego. Semilla de todos los frutos"
La frase
"La semilla es vocera milenaria de biodiversidad, es la identidad colectiva de los pueblos. Invitamos a toda la humanidad a cuidar las semillas que no son solo biodiversas, sino políticas y espirituales"
Ati Quigua.
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Colombia
decidió celebrar el solsticio de invierno de este año de una manera
particular. La Confederación Indígena Tayrona convocó a un gran
encuentro por la protección de las semillas nativas en Nabusimake, que
además de ser la capital del pueblo arhuaco es uno de los principales
centros espirituales de las comunidades indígenas de la Sierra Nevada de
Santa Marta.
"Queremos enviarle un mensaje al mundo sobre la importancia de cuidar las semillas nativas -cuenta Ati Quigua, miembro de la Confederación Indígena Tayrona y organizadora del encuentro-. En Colombia las semillas llevan más de 10.000 años en el territorio y por eso buscamos que se conviertan en patrimonio e identidad del país".
Desde el jueves 19 de diciembre y durante este fin de semana, Ati está reunida con representantes de las distintas regiones de Colombia, así como delegados internacionales que se declaran parte de una red de custodios de semillas en el mundo que quieren un planeta libre de químicos y engaños.
"Nos parece preocupante que empresas como Monsanto, Syngenta y DuPont, entre otras, con el argumento de que las van a mejorar (las semillas) para colocarlas al servicio de la producción de los alimentos las patenten -advierte Ati-. La industria de los alimentos ya ha perdido toda proporción y ahora está obligando a los Estados a que le entreguen sus semillas".
Pero la problemática va más allá. Según Ati, de las 36.000 especies de fríjol que existen en Colombia, la gente de las ciudades solo consume cuatro variedades. "Es que no conocen la biodiversidad que tenemos -advierte Ati-. Colombia tiene más de 1500 variedades de hongos que se pueden comer, pero en Bogotá solo compran champiñones y son importados. La quinua también la estamos trayendo del Perú y el Ecuador".
El encuentro en Nabusimake busca entonces difundir este tipo de contrariedades.
"Va ser un momento muy importante porque los mamos de la tierra les van a entregar la custodia de las semillas a las mujeres. Además va a ser un espacio para la reconciliación con los ciclos de la vida y la naturaleza", resalta Ati.
Según ella, la soberanía del país se defiende desde la cocina. "Fueron las mujeres las que hace 10.000 años domesticaron la primera semilla y por eso es que ahora tenemos la gran misión de volverle a dar sentido a la agricultura, porque se perdió la ética y se contaminan las aguas y la vida", dice Ati.
Como parte de las propuestas de los indígenas está la de crear unas reservas agroecológicas donde se pueda custodiar la semilla nativa, intercambiar con otras comunidades y en las que se genere una conciencia alrededor de un consumo responsable en las ciudades. "Es muy importante que haya una apropiación del ciclo agroalimentario, que haya un comercio justo y una cultura alimentaria, en la que consumamos lo nuestro", concluye Ati.
Lo que somos
"Somos gotas de un mismo río. Aliento del gran espíritu. Chispas del mismo fuego. Semilla de todos los frutos"
La frase
"La semilla es vocera milenaria de biodiversidad, es la identidad colectiva de los pueblos. Invitamos a toda la humanidad a cuidar las semillas que no son solo biodiversas, sino políticas y espirituales"
Ati Quigua.
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Fuente: Los custodios de las semillas"Queremos enviarle un mensaje al mundo sobre la importancia de cuidar las semillas nativas -cuenta Ati Quigua, miembro de la Confederación Indígena Tayrona y organizadora del encuentro-. En Colombia las semillas llevan más de 10.000 años en el territorio y por eso buscamos que se conviertan en patrimonio e identidad del país".
Desde el jueves 19 de diciembre y durante este fin de semana, Ati está reunida con representantes de las distintas regiones de Colombia, así como delegados internacionales que se declaran parte de una red de custodios de semillas en el mundo que quieren un planeta libre de químicos y engaños.
"Nos parece preocupante que empresas como Monsanto, Syngenta y DuPont, entre otras, con el argumento de que las van a mejorar (las semillas) para colocarlas al servicio de la producción de los alimentos las patenten -advierte Ati-. La industria de los alimentos ya ha perdido toda proporción y ahora está obligando a los Estados a que le entreguen sus semillas".
Pero la problemática va más allá. Según Ati, de las 36.000 especies de fríjol que existen en Colombia, la gente de las ciudades solo consume cuatro variedades. "Es que no conocen la biodiversidad que tenemos -advierte Ati-. Colombia tiene más de 1500 variedades de hongos que se pueden comer, pero en Bogotá solo compran champiñones y son importados. La quinua también la estamos trayendo del Perú y el Ecuador".
El encuentro en Nabusimake busca entonces difundir este tipo de contrariedades.
"Va ser un momento muy importante porque los mamos de la tierra les van a entregar la custodia de las semillas a las mujeres. Además va a ser un espacio para la reconciliación con los ciclos de la vida y la naturaleza", resalta Ati.
Según ella, la soberanía del país se defiende desde la cocina. "Fueron las mujeres las que hace 10.000 años domesticaron la primera semilla y por eso es que ahora tenemos la gran misión de volverle a dar sentido a la agricultura, porque se perdió la ética y se contaminan las aguas y la vida", dice Ati.
Como parte de las propuestas de los indígenas está la de crear unas reservas agroecológicas donde se pueda custodiar la semilla nativa, intercambiar con otras comunidades y en las que se genere una conciencia alrededor de un consumo responsable en las ciudades. "Es muy importante que haya una apropiación del ciclo agroalimentario, que haya un comercio justo y una cultura alimentaria, en la que consumamos lo nuestro", concluye Ati.
Lo que somos
"Somos gotas de un mismo río. Aliento del gran espíritu. Chispas del mismo fuego. Semilla de todos los frutos"
La frase
"La semilla es vocera milenaria de biodiversidad, es la identidad colectiva de los pueblos. Invitamos a toda la humanidad a cuidar las semillas que no son solo biodiversas, sino políticas y espirituales"
Ati Quigua.
Lea también Curanderos indígenas trabajan junto a médicos en hospital de Bolivia
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Colombia
decidió celebrar el solsticio de invierno de este año de una manera
particular. La Confederación Indígena Tayrona convocó a un gran
encuentro por la protección de las semillas nativas en Nabusimake, que
además de ser la capital del pueblo arhuaco es uno de los principales
centros espirituales de las comunidades indígenas de la Sierra Nevada de
Santa Marta.
"Queremos enviarle un mensaje al mundo sobre la importancia de cuidar las semillas nativas -cuenta Ati Quigua, miembro de la Confederación Indígena Tayrona y organizadora del encuentro-. En Colombia las semillas llevan más de 10.000 años en el territorio y por eso buscamos que se conviertan en patrimonio e identidad del país".
Desde el jueves 19 de diciembre y durante este fin de semana, Ati está reunida con representantes de las distintas regiones de Colombia, así como delegados internacionales que se declaran parte de una red de custodios de semillas en el mundo que quieren un planeta libre de químicos y engaños.
"Nos parece preocupante que empresas como Monsanto, Syngenta y DuPont, entre otras, con el argumento de que las van a mejorar (las semillas) para colocarlas al servicio de la producción de los alimentos las patenten -advierte Ati-. La industria de los alimentos ya ha perdido toda proporción y ahora está obligando a los Estados a que le entreguen sus semillas".
Pero la problemática va más allá. Según Ati, de las 36.000 especies de fríjol que existen en Colombia, la gente de las ciudades solo consume cuatro variedades. "Es que no conocen la biodiversidad que tenemos -advierte Ati-. Colombia tiene más de 1500 variedades de hongos que se pueden comer, pero en Bogotá solo compran champiñones y son importados. La quinua también la estamos trayendo del Perú y el Ecuador".
El encuentro en Nabusimake busca entonces difundir este tipo de contrariedades.
"Va ser un momento muy importante porque los mamos de la tierra les van a entregar la custodia de las semillas a las mujeres. Además va a ser un espacio para la reconciliación con los ciclos de la vida y la naturaleza", resalta Ati.
Según ella, la soberanía del país se defiende desde la cocina. "Fueron las mujeres las que hace 10.000 años domesticaron la primera semilla y por eso es que ahora tenemos la gran misión de volverle a dar sentido a la agricultura, porque se perdió la ética y se contaminan las aguas y la vida", dice Ati.
Como parte de las propuestas de los indígenas está la de crear unas reservas agroecológicas donde se pueda custodiar la semilla nativa, intercambiar con otras comunidades y en las que se genere una conciencia alrededor de un consumo responsable en las ciudades. "Es muy importante que haya una apropiación del ciclo agroalimentario, que haya un comercio justo y una cultura alimentaria, en la que consumamos lo nuestro", concluye Ati.
Lo que somos
"Somos gotas de un mismo río. Aliento del gran espíritu. Chispas del mismo fuego. Semilla de todos los frutos"
La frase
"La semilla es vocera milenaria de biodiversidad, es la identidad colectiva de los pueblos. Invitamos a toda la humanidad a cuidar las semillas que no son solo biodiversas, sino políticas y espirituales"
Ati Quigua.
Lea también Curanderos indígenas trabajan junto a médicos en hospital de Bolivia
Fuente: Los custodios de las semillas"Queremos enviarle un mensaje al mundo sobre la importancia de cuidar las semillas nativas -cuenta Ati Quigua, miembro de la Confederación Indígena Tayrona y organizadora del encuentro-. En Colombia las semillas llevan más de 10.000 años en el territorio y por eso buscamos que se conviertan en patrimonio e identidad del país".
Desde el jueves 19 de diciembre y durante este fin de semana, Ati está reunida con representantes de las distintas regiones de Colombia, así como delegados internacionales que se declaran parte de una red de custodios de semillas en el mundo que quieren un planeta libre de químicos y engaños.
"Nos parece preocupante que empresas como Monsanto, Syngenta y DuPont, entre otras, con el argumento de que las van a mejorar (las semillas) para colocarlas al servicio de la producción de los alimentos las patenten -advierte Ati-. La industria de los alimentos ya ha perdido toda proporción y ahora está obligando a los Estados a que le entreguen sus semillas".
Pero la problemática va más allá. Según Ati, de las 36.000 especies de fríjol que existen en Colombia, la gente de las ciudades solo consume cuatro variedades. "Es que no conocen la biodiversidad que tenemos -advierte Ati-. Colombia tiene más de 1500 variedades de hongos que se pueden comer, pero en Bogotá solo compran champiñones y son importados. La quinua también la estamos trayendo del Perú y el Ecuador".
El encuentro en Nabusimake busca entonces difundir este tipo de contrariedades.
"Va ser un momento muy importante porque los mamos de la tierra les van a entregar la custodia de las semillas a las mujeres. Además va a ser un espacio para la reconciliación con los ciclos de la vida y la naturaleza", resalta Ati.
Según ella, la soberanía del país se defiende desde la cocina. "Fueron las mujeres las que hace 10.000 años domesticaron la primera semilla y por eso es que ahora tenemos la gran misión de volverle a dar sentido a la agricultura, porque se perdió la ética y se contaminan las aguas y la vida", dice Ati.
Como parte de las propuestas de los indígenas está la de crear unas reservas agroecológicas donde se pueda custodiar la semilla nativa, intercambiar con otras comunidades y en las que se genere una conciencia alrededor de un consumo responsable en las ciudades. "Es muy importante que haya una apropiación del ciclo agroalimentario, que haya un comercio justo y una cultura alimentaria, en la que consumamos lo nuestro", concluye Ati.
Lo que somos
"Somos gotas de un mismo río. Aliento del gran espíritu. Chispas del mismo fuego. Semilla de todos los frutos"
La frase
"La semilla es vocera milenaria de biodiversidad, es la identidad colectiva de los pueblos. Invitamos a toda la humanidad a cuidar las semillas que no son solo biodiversas, sino políticas y espirituales"
Ati Quigua.
Lea también Curanderos indígenas trabajan junto a médicos en hospital de Bolivia
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Para reflexionar
"Nosotros somos una isla de gente despierta en medio de un mar de gente dormida..."
- Tatanka Iyotanka, Toro Sentado. 1884, Lakota
- Tatanka Iyotanka, Toro Sentado. 1884, Lakota
La Quinua
Cultivarán quinua en África y Asia para combatir el hambre
Naciones que sufren sequías han expresado su interés en el cultivo y buscarán producirlo con ayuda de la FAO.
Publicado: 2013-12-14
El grano de quinua, originario de los Andes, se
cultivará en países de África, Asia y el Cercano Oriente para ayudar a
combatir el hambre, anunció hoy la Organización de las Naciones Unidas
para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
El anuncio fue
hecho por el director de la FAO, el brasileño José Graziano da Silva, en
una ceremonia celebrada en la ciudad andina boliviana de Oruro, junto
al presidente de Bolivia, Evo Morales, para clausurar el Año
Internacional de la Quinua.
El funcionario internacional destacó que la quinua (chenopodium quinoa willd)
tiene "cualidades nutricionales únicas" y una "enorme adaptabilidad" en
sus cultivos, por lo cual 26 países de África, otros de Asia y del
Cercano Oriente manifestaron a la FAO su interés para experimentar con
las plantaciones del grano.
Varias de esas naciones están en zonas
secas del Cuerno del África, que sufre por "terribles sequías" que
destruyen los cultivos de trigo, pero donde puede desarrollarse la
quinua al necesitar poca agua, según Graziano da Silva.
La FAO
está apoyando a esos países para que introduzcan las semillas de quinua
en la economía familiar y también a naciones lejanas como Bután, Brunei y
Sri Lanka donde se verá crecer el tallo cultivado desde tiempos
ancestrales por pueblos andinos, agregó.
Los cultivos bolivianos
representan el 46 % de la producción mundial de este grano, del que Perú
es el segundo productor con el 42 % y cuyo Gobierno también fue uno de
los impulsores de las celebraciones internacionales dedicadas a este
alimento andino. (EFE)
Bután, el primer país del mundo en permitir sólo la agricultura ecológica
Bután,
un país con unos 750.000 habitantes, se convertirá antes del 2020 en el
primero del mundo en el que todos sus alimentos se cultivarán con
prácticas de agricultura ecológica.
En esa fecha estará prohibida la venta de pesticidas y herbicidas químicos.
Los agricultores butaneses utilizarán para sus cultivos únicamente abonos orgánicos naturales, obtenidos de su ganadería, y ningún producto químico artificial.
Actualmente gran parte de su agricultura
es orgánica, al no utilizar apenas pesticidas y herbicidas artificiales
por su alto precio.
Bután tiene la intención de exportar sus alimentos naturales a los grandes mercados chino e indio, sus vecinos geográficos.
El ministro de agricultura Pema Gyamtsho, que es también un agricultor como otros ministros en este país, ha anunciado este plan en la Cumbre de Desarrollo Sostenible, celebrada en Nueva Delhi (India) a principios de este mes.
El ministro recalcó los efectos nocivos
del uso de fertilizantes químicos en la calidad de frutas y verduras por
su menor valor nutricional y la contaminación de las aguas
subterráneas.
Los butaneses tradicionalmente practican
labores agrícolas, que sin el uso de productos artificiales, mantienen
producciones de alimentos suficientemente altas y mantienen la calidad
agrícola de los suelos.
La intención del gobierno para mantener
la producción de alimentos sin químicos es aumentar las tierras de
regadío y usar variedades locales que son resistentes a las plagas. Los
agricultores de Bután se enfrentan en los últimos años a serios
problemas como la sequía o la escasez de mano de obra que emigra a las
ciudades.
¿Crees que algo así sería posible en algún otro país del mundo?
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